viernes, 20 de noviembre de 2009

Amenaza ridícula

Desde hace algunos años soy repudiado por mis amigos más cercanos, por el sólo hecho de no adherirme a la dependencia del teléfono celular a la que todos son adeptos. No uso ni tengo teléfono celular por principio, porque creo que las empresas han jugado muy bien sus cartas transformando a la sociedad en sms-dependientes, para luego manejarles los bolsillos a su antojo. No hay ni habrá nunca respeto por el ususario, jamás. Pero en lo que sucede últimamente en Argentina, debo ponerme del lado de las empresas. Y lo hago, porque desconozco la ley que obliga a la gente a usar celular, y entonces debo asumir que hasta hoy al menos, es una elección libre. Seguiré pensando así hasta que me pare la policía y me haga una infracción por no usar celular, pero hasta ahora no ha pasado, así que debe ser cierto que es opcional. Es mercado, y como tal se rige por la oferta-demanda. No imagino a nadie haciendo campaña para protestar porque los viajes a Brasil son muy caros. Por qué entonces protestar porque los sms aumentan?? Nadie obliga a nadie a usarlos, por lo cual la empresa tiene todo el derecho a poner los sms a 100 dólares cada uno si quiere. También es un derecho de los usuarios dejar de consumir el producto, y así hacerle ver a las empresas que no le conviene subir los precios. Pero quejarse de la suba de los precios de sms poniéndolos como un abuso ?? Por otro lado, como parte del mercado el usuario puede organizarse y hacerle ver a la empresa que es fuerte, y que quiere consensuar el precio. Pero para eso es necesario jugar fuerte, mostrarse firmes. Nadie discute ni consensúa el precio de la heroína, simplemente porque el que vende sabe que el yonqui no puede evitar comprarla, al precio que sea. Por qué todo este preámbulo? Para resaltar aún más lo ridículo de la protesta que se viene en Argentina: "para protestar contra la suba de los precios de sms, proponen a los usuarios apagar sus teléfonos celulares 1 HORA". Es como decirles a las empresas: soy muy fuerte como regulador de mercado, así que si no bajás los precios apago todos los celulares, por un ratito nomás, porque después necesito hacer mil cosas con él. Es el yonqui que se pone duro en la discusión del precio con el dealer, pero su cara dice a gritos que necesita lo que el dealer tiene, que no puede evitarlo, y que pagará lo que haya que pagar. La verdad es que me causó mucha gracia la propuesta. Río, río y no paro de reir.

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